En enero y febrero probablemente teníamos toda la energía para emprender vuelo en cada uno de esos proyectos, y se encaminaron a pesar de las dudas o barreras que se presentaran.
Pero en un abrir y cerrar de ojos, todas esas metas o ilusiones tuvieron cambios y no estábamos preparados para enfrentarnos a nuevos miedos, retos, rutinas diferentes, salirnos de la zona de confort y adaptarnos a lo que surgiera.
Las emociones que se manifestaron fueron diferentes, de expectativa, de tolerancia y tranquilidad en algunos, de desesperación, frustración y enojo en otros; pero al final aprendiendo de cada experiencia buena o mala, que sin duda ha sido de crecimiento personal, familiar, profesional y social.
Es verdad que todos, aun con las dudas de nuestras cualidades, hemos tenido que aprender a utilizar herramientas tecnológicas, ser obedientes, aplicar la paciencia, el amor a los demás, implementar más la comunicación con los seres queridos, e incluso hasta extrañar los pequeños detalles que antes eran rutina o normales en la vida de todos nosotros.
Aún siguen los momentos de incertidumbre, de cansancio por no saber qué sigue, de pensar qué haremos para salir adelante, y llegar a los propósitos que tal vez se tuvieron que frenar en marzo cuando el virus llegó a cambiarnos la línea trazada en el camino; otros por el contrario, se empoderaron con más positivismo, se demostraron a sí mismos lo que podían lograr aun con las barreras, y están a punto de culminar esas metas o las han retroalimentado sin freno y no ha sido negativo, y van poco a poco.
Somos como un libro que contiene experiencias bonitas, negativas, de pruebas, sufrimiento, enojos y más que han marcado nuestra vida; pero gracias a todo ello somos la persona de hoy en día. Si le quitamos hojas al libro, la historia estaría incompleta y difícil de comprender.
Es indiscutible que extrañamos a las amistades, el compartir más allá de la burbuja de cada uno, salir y disfrutar sin usar mascarillas, no tener el temor latente de enfermarnos o enfermar a nuestros seres queridos, que el cansancio del teletrabajo o el estudio virtual es agotador y frustrante para algunos; pero también es cierto que estos nuevos estilos han generado más conciencia de lo que somos, de lo que deseamos, de valorar más lo que tenemos, de darnos cuenta que nada es imposible si a nuestro lado están las personas que nos apoyan, que nos aman y nos guían para salir adelante, entendiendo que lo más importante es dejar huella y encontrar la parte positiva de cada situación vivida a pesar de que sea la más compleja en este momento.
Muchos han perdido trabajos, seres queridos, sus ilusiones están bloqueadas, sus deseos de salir adelante están en duda, pero el valor que cada uno demuestra, la constancia para vencer las dificultades, la confianza en sí mismo y en Dios permitirá que al final veamos todo esto como una experiencia del pasado que nos enseñó y nos empoderó para no caer y quedarnos en el fondo.
Licda. Carolina Blanco Vargas
Psicóloga. Para consultas: 8846-7110
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